El año pasado mi hija menor cumplió 2 años. Desde ese día en una verdadera demostración de su carácter que siempre ha llamado la atención por ser muy decidido nos comunicó que ya no la llamaramos por su diminutivo "Emmita" y así pasó a ser Emma.
Su cumpleaños cae en pleno invierno lo cual siempre complica un poco el festejo, afortunadamente ese día amaneció frio pero radiante. Como siempre los dias previos fueron dedicados a los preparativos y ella feliz iba disfrutando con cada detalle.
El momento del postre siempre es mi preferido, la mesa era una fiesta de dulces, merengues, trufas de chocolate, helado, frutas frescas con crema batida, cookies, mousse de dulce de leche y nueces y por supuesto la torta del cumple.
Los más pequeños se entretuvieron cocinando y decorando sus propias galletitas que luego hornearon y presentaron orgullosos en la mesa, les quedaron divinas!
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